Nunca fui tu nieta favorita, quizá porque nunca hice lo que se esperaba.
Recuerdo que en cada llamada que te hacía, cumpleaños, día normal, o lo que fuera, nunca olvidabas preguntarme : "¿y cuándo te casas?", "¿y ya te casaste"?
A ti no te asombraban mis logros, ni mi casa en Cancún, ni mis viajes a otros países, ni haber atravesado el charco, ni haberme comprado un auto sola, ni nada, para ti solo era importante saber cuándo se me iba a ocurrir "sentar cabeza", pues a mi edad, la fecha de caducidad estaba cercana.
Y mira, quién lo iba a decir, pero justo a los 40 que fue sucediendo... creo que nunca oíste eso de que los 40 es la mitad de la vida... ¿por qué entonces iba a apresurarme?