IV
La sorpresa
No puedo negar que toda la semana pensé mucho en el siguiente sábado, hubo noches que solo tocar la cama ya estaba mojada pensando en lo que pasaría el siguiente fin de semana, y terminaba masturbándome vehementemente saboreando la anticipación.
Nada más entrar al departamento, me dijeron que debía cerrar los ojos, me pusieron una venda, me desnudaron por completo y pusieron una bata acolchada sobre mí. Tabatha se acercó por detrás y me susurró al oido: "hoy te tenemos una sorpresa". Al principio sentí ansiedad, esto de no ver me ocasiona muchos conflictos, puesto que me pone en una situación que no puedo controlar, y para mí el control - por lo menos el personal - es algo imprescindible; pero la música, el ambiente y mi imaginación hicieron que esa ansiedad se convirtiera en deseo.
Me guiaron hasta el sillón más cercano y me dijeron que esta vez jugaríamos a ver qué tanto nos conocíamos, que tan buena percepción de la realidad teníamos y que tan bien usábamos los sentidos.
Empezaron a preguntarme de quién era esa mano, de quién esos dedos, de quién esa lengua que lamía desde mi boca hasta el cuello, de quién esa otra que se abría paso entre mis muslos sin llegar al centro del placer.
No entendía, sentía unos senos que se apretaban a mí a la altura del estómago, entonces, cuando una lengua empezó a lamer toda mi vagina comprendí, bajé la cabeza y empecé a lamer también. Tabatha que me ofrecía su depilado monte de Venus para hacerla sentir el placer - que según ella - solo yo le proporcionaba, me encantaba sentir como contraía sus nalgas, cómo se mojaba entre mi boca, cómo gemía y se retorcía de placer, cuando sentí un pene dentro de mi vagina e inmediatamente después otro en mi ano, solo pegué un grito que fué silenciado por otro pene, en ese momento entre el dolor, la excitación, la pérdida de control, y los orgasmos no hice bien las cuentas...
Sentía una mezcla difícil de explicar, nunca antes había tenido sexo anal, no había sido acariciada por tanto tiempo, con tantas manos, lamida con tantas lenguas y no sabía qué sentir al respecto, todo fue un cúmulo de sensaciones, que al final me dejaron exhausta, pero satisfecha.
15 comentarios:
regalito...
(o una versión diferente del viejo dicho: a caballo regalado no se le mira el pelo...)
Ufff, hermoso texto.
Y a veces pasa que uno no saca bien las cuentas y no saben cuantos son.
Besote grande y buen dia.
Este relato bien justifica el aviso de "Ojo, blog hot"!! Muy bueno, muy hot y sobre todo creíble.
Pedazo de relato.
Un fuerte abrazo.
f: coincido a pies juntillas ;)
Leviatan: supongo que cuando uno tiene ocupada la mente disfrutando, las cuentas son lo de menos :)
A.T. It's my pleasure!
Pitt: Merci!
Besos a todos
Impresionante relato, estaba tentada a cerrar los ojos y sentir en mi lo que tan bien describías, pero no podía dejar de leer.
ella
me gustó mucho el relato... muuuyyy sensual... muy atrapante... hasta el final...
casualmente, a raíz de un post que hicimos en nuestro blog, surgió un cambio de opiniones sobre tríos, swingers, intercambios, etc... todo un tema...
besos
él
Lo dicho, caray quimeras, que relato, que final "Mucho gusto" y tanto.
Un saludo.
Vine sin avisar, paso luego ;)
abrazo.
Nosotros dos (ambos): muchas gracias por sus comentarios! me gusta que les guste!
Jou: si, MUCHO gusto hubo! gracias por pasar.
Halcón: Vienes sin avisar y sorpresa que te encuentras no? Un beso linda!
dan ganas de vivir en ese relato y repetirlo una y otra vez
james: se puede vivir en el borde siempre?
Quimera, tu entrada atrapa desde el primer párrafo, ¡ cuanta lujuria y cuantos deseos deseando le den rienda suelta, para el desenfreno y sucumbir ante los placerescarnales....cierro los ojos y me traslado a vuestro apartament, espero no ser un intruso.....besos concuspiscentes..
marengo: gracias... intento que asi sea en cada escrito!
Publicar un comentario