... Ayer pasé por tu casa y te vi, y quise hablar contigo...
yo sé que fallé y mucho,
pero dejé pasar el tiempo a ver si podías hablar,
pero no quieres,
ni modo dejaré todo así como está,
sigue con tu vida, sé felíz y adiós...
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¿Qué vas a hacer ahora, cuando haya 2 mil kilometros de distancia entre tu vida y la mía?
¿A quién le repetirás, cada tanto, tus disculpas incoloras, tus palabras tan absurdas, tus adioses poco definitivos?
¿Por qué calle de qué casa, pasarás - como de casualidad - para verme - una vez más - en un acto enfermo vouyerista?
¿A qué número intentarás en vano marcar ahora, cuando el que tienes no sirva más?
¿Acaso voy a volverme el nombre que se te atora en la garganta, y que en una noche de alcohol en exceso recuerdes y maldigas no poderme olvidar?
¿Acaso algún día tendrás la dignidad suficiente para irte para siempre y dejar de engrosar la larga fila de los que siempre vuelven, para reconocer - demasiado tarde - el valor de la mujer que tuvieron, lastimaron y dejaron pasar?
¿Entonces, qué vas a hacer ahora?
2 comentarios:
Sin duda irse para siempre es la manera más digna y menos egoísta, en vez de confundir y marear sentimientos que aun permanecen vivos…aunque los sentimientos no entienden de esos valores, actúan por cuenta propia…
Un placer, amiga, adentrarme hoy en tus letras, tomándome un té caliente y escuchando la lluvia golpear los cristales ;-)
La imagen es preciosa…
Muackss!!
solo le queda lamerse las heridas...lo dice alguien que alguna vez ya lo vivio.... :S
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