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miércoles, junio 27, 2012

la vida escandalosa de los del 5


V

Jugar canasta es de las cosas más complicadas que aprendi a hacer. Incorrectamente se piensa que es un juego para ancianas, pero a menos que estas ancianas hayan aprendido a jugar veinte años antes, no creo que sea posible, tienes que estar al pendiente de todo lo que ocurre en la mesa, entre las parejas, en tu mano y en la de tu pareja de juego, contar y contar y volverte adivino, y además divertirte y tratar de no perder mucha plata. Con todo, es de los juegos que más satisfacción intelectual me han proporcionado.

Después de una divertida mano de canasta, empecé a pensar que esa noche no habría marcha, y no era que estuviera mal, la realidad es que nuestras reuniones no eran siempre sexuales y eso era lo que enriquecía nuestros encuentros.

Arthur es un hombre sumamente inteligente, culto, con mucho sentido común, iniciativa, lógica y capacidad. En broma le decíamos McGyver, porque todo lo sabia, todo lo tenía, todo lo reparaba, a toda pregunta siempre tenía una respuesta. Creía firmemente que disociar sentimientos del sexo era algo normal y aconsejable, que el amor no tenía que ver con el sexo y que no poseías a tu pareja, todos los conceptos atrayentes del mundo swinger. Ingeniero de profesión, le encantaba el cine, el teatro, era un escritor sumamente talentoso y su hobbie eran los juegos de rol. Padre pintor, bohemio, docente, circulo social intelectual. Madre ama de casa. Hijo único (consentido). Casi genio.

Tabatha era una mujer que nunca se sintió bella y sin embargo cuando se dio cuenta de la atracción que ejercía sobre el sexo opuesto la empezó a utilizar a su favor, a su conveniencia, logrando así que el sexo se volviera una herramienta de subyugación mas que de placer. Abogada por obligación, docente por necesidad, infiel por convicción. Le encantaba llamar la atención, ser el centro de las miradas y conversaciones, con voz estruendosa y miradas pícaras, con movimientos sensuales algunas veces exagerados con lo que dejaba ver su debilidad, la inseguridad que anidaba dentro de ella. Era una mujer que me cortaba el aliento al verla desnuda y sin embargo, ella no se lo creía. Para ella, ser swinger era el estilo de vida ideal aunque en el fondo siempre pensé que era la perfecta pantalla a su incapacidad de ser fiel. Madre soltera, padre muerto, hermanos varones menores, hija consentida.

John, mi querido amigo John, para entonces pasaba por un conflicto de identidad sexual, o para ser mas claros de elección entre opciones, cosa que me enteré mucho después, él se definía a sí mismo como bisexual, pero NUNCA se lo había dicho a ellos, aquí al parecer las únicas bisexuales podian ser las mujeres, o quizá era un problema de aceptación personal, el miedo lógico o tantas cosas que te bloquean para reconocerlo ante los demás, el punto es que John empezaba a traslucir que había algo en su interior que no le permitía ser el mismo de siempre. Pero ¿cómo era el mismo de siempre? John era frío, calculador, con un agudo sentido de observación, con un humor sumamente ácido, generalmente a la defensiva pero respondiendo siempre inteligente y educadamente, de las personas mas cuerdas, realistas, estoicas y coherentes que he conocido, con los pies brutalmente atados a la tierra. Familia disfuncional - como todos - padre ausente emocionalmente, hermanos conflictivos, madre chantajista.

Buena mezcla haciamos los cuatro entre gustos, habilidades y patologías, con un lugar común... el sexo.

Disfrutaba tanto el pene de Arthur, las manos de John, la piel de Tabatha, su tacto fino, su blanco tostado, sus senos enormes y firmes en mi boca, mis nalgas en sus manos y su lengua dandome placer. Nuestros aromas mezclados, saliva, sudor, gemidos... saboreaba esos recuerdos cuando escuhé un "venga! que es para hoy la tirada"... lancé la carta y sonreí.

Una vuelta más y me levanté a la cocina, pasando deliberadamente tras Arthur y rosando asi mis senos contra su espalda, él respondió de inmediato, bajando la mano que tenía sin cartas para acariciar mi pierna de pasada. Al volver a la mesa, avisé que iría al tocador y con esto me acerqué detrás de Tabatha para darle un beso al cuello, sorprendiéndola, a lo que respondió con su risa nerviosa  - no se acostumbraba a que yo fuera activa-agresiva e intentara siempre seducirla - le di una larga lamida a su nuca y me fui hacia el baño, de inmediato se levantaron Arthur y ella y me siguieron, John encendió la cámara de video y entre todos me empujaron a la regadera desvistiéndome con prisa, abri las llaves y terminaron empapados sin haberse quitado la ropa, con la única urgencia de empezar el juego que tantas ganas teníamos de jugar.

5 comentarios:

Jou McQueen dijo...

A jugar!!!

Muy buena descripción de los personajes.

Un saludo.

A.Torrante dijo...

Veo que te las arreglaste para sexualizar también a la canasta! A esta altura yo creo que deberían dejar de dar vueltas y juntarse para coger nomás! :-)

PD: y guay con las "ancianitas" que más de una te "encanasta" a la primera bajada.

quimeras dijo...

Jou: Gracias!

A.T. siempre le quieres quitar el toque romántico a todo! jajajaja beso!

Unknown dijo...

Me gusta más, es sugerente, imaginativo.

Saludos.

quimeras dijo...

Halcón: lo tomaré en cuenta mi hermosa ave...

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