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miércoles, noviembre 30, 2016

Tu más profunda piel - Julio Cortázar


  

Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas y la mía -sábelo, allí donde estés- es el perfume del tabaco rubio que me devuelve a tu espigada noche, a la ráfaga de tu más profunda piel.
  No el tabaco que se aspira, el humo que tapiza las gargantas, sino esa vaga equívoca fragancia que deja la pipa, en los dedos y que en algún momento, en algún gesto inadvertido, asciende con su látigo de delicia para encabritar tu recuerdo, la sombra de tu espalda contra el blanco velamen de las sábanas.

No me mires desde la ausencia con esa gravedad un poco infantil que hacía de tu rostro una máscara de joven faraón nubio... Creo que siempre estuvo entendido que sólo nos daríamos el placer y las fiestas livianas del alcohol y las calles vacías de la medianoche.
De ti tengo más que eso, pero en el recuerdo me vuelves desnuda y volcada, nuestro planeta más preciso fue esa cama donde lentas, imperiosas geografías iban naciendo de nuestros viajes, de tanto desembarco amable o resistido de embajadas con cestos de frutas o agazapados flecheros, y cada pozo, cada río, cada colina y cada llano los hallamos en noches extenuantes, entre oscuros parlamentos de aliados o enemigos.

¡Oh viajera de ti misma, máquina de olvido! Y entonces me paso la mano por la cara con un gesto distraído y el perfume del tabaco en mis dedos te trae otra vez para arrancarme a este presente acostumbrado, te proyecta antílope en la pantalla de ese lecho donde vivimos las interminables rutas de un efímero encuentro.

Yo aprendía contigo lenguajes paralelos: el de esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la boca y las manos de teoremas temblorosos, el de tu hablar diferente, tu lengua insular que tantas veces me confundía. Con el perfume del tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante que es como un vórtice, sé que dijiste  "Me da pena", y yo no comprendí porque nada creía que pudiera apenarte en esa maraña de caricias que nos volvía ovillo blanco y negro, lenta danza en que el uno pesaba sobre el otro para luego dejarse invadir por la presión liviana de unos muslos, de unos brazos, rotando blandamente y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir las caída desde lo alto o lo hondo, jinete o potro arquero o gacela, hipogrifos afrontados, delfines en mitad del salto.
  
Entonces aprendí que la pena en tu boca era otro nombre del pudor y la vergüenza, y que no te decidías a mi nueva sed que ya tanto habías saciado, que me rechazabas suplicando con esa manera de esconder los ojos, de apoyar el mentón en la garganta para no dejarme en la boca más que el negro nido de tu pelo.

Dijiste "Me da pena, sabes", y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar un último deseo con el correr de las manos por las más dulces colinas, sintiendo como poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado.

Te daba pena, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se llegaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada.
  
Con el perfume del tabaco rubio en los dedos asciende otra vez el balbuceo, el temblor de ese oscuro encuentro, sé que una boca buscó la oculta boca estremecida, el labio único ciñéndose a su miedo, el ardiente contorno rosa y bronce que te libraba a mi más extremo viaje. Y como ocurre siempre, no sentí en ese delirio lo que ahora me trae el recuerdo desde un vago aroma de tabaco, pero esa musgosa fragancia, esa canela de sombra hizo su camino secreto a partir del olvido necesario e instantáneo, indecible juego de la carne oculta a la conciencia lo que mueve las más densas, implacables máquinas del fuego.
No eras sabor ni olor, tu más escondido país se daba como imagen y contacto, y sólo hoy unos dedos casualmente manchados de tabaco me devuelven el instante en que me enderecé sobre ti para lentamente reclamar las llaves de pasaje, forzar el dulce trecho donde tu pena tejía las últimas defensas ahora que con la boca hundida en la almohada sollozabas una súplica de oscura aquiescencia, de derramado pelo.


Más tarde comprendiste y no hubo pena, me cediste la ciudad de tu más profunda piel desde tanto horizonte diferente, después de fabulosas máquinas de sitio y parlamentos y batallas. En esta vaga vainilla de tabaco que hoy me mancha los dedos se despierta la noche en que tuviste tu primera, tu última pena. Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese perfume de tu carne más secreta, quisiera no abrirlos a este ahora donde leo y fumo y todavía creo estar viviendo.

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miércoles, agosto 10, 2016

disociación


Primer temor
Hace dos noches que tuve, al dormir, la peor pesadilla que una madre puede tener. Me encontraba en una alberca y de pronto me daba cuenta que no me había puesto bloqueador solar, estaba con un buen amigo y le decía, me checas a mi hijo un momento en lo que me pongo el protector? Entonces volteaba a buscar a mi hijo para decirle que se quedara un momento quieto y no lo encontraba. No podía ser, no tenía mas de 5 minutos que estaba junto a mí.


Segundo temor
Después de buscarlo tanto, vaciaron la piscina, para ver si no se había ahogado.... (cuando una piscina es cristalina, pero bueno, asi era el sueño).

Tercer temor
Salía a buscarlo a la calle, lloraba desesperada y me decía alguien: "yo vi un niño "werito" con unos policías, dijo que se llamaba Alberto y que no encontraba a sus papás y se lo llevaron...

Nunca lo encontré.

Mi sueño terminó conmigo, en total disociación...

¿Todos los padres tienen estos temores?

Image: Vacuous by Chryssalis - Deviantart.com

martes, julio 26, 2016

escribir


Quisiera echarle la culpa al Facebook/Twitter que ha hecho que tantos y tan buenos escritores que sigo, hayan decidido adaptar su universo de ideas a una cantidad necesaria de palabras, para que todo quepa, para que se lea rápido aunque no se entienda igual... pero creo que no es así, creo que la culpa es de cada uno, por lo menos mía, de haber usado el blog para vaciarme de lo que sentía, cuando tenía tiempo de entretenerme en el análisis de los sentimientos y acciones, propios y de externos, cuando buscaba pegar todos los pedacitos de mi en un ser coherente y en persecución de la felicidad completa.
No sé si a ti o a tí te pasó igual, creciste, cambiaste de humor, de ideología, de prioridades o como yo tuviste un hijo. Y no quiere decir que no tengamos nada que decir, tenemos tanto, que no sabemos a veces por donde comenzar o quizá pensamos que a nadie le sirve lo que podamos decir.
Pero los extraño tanto!, Me extraño a mí escribiendo aquí, a veces entro a leer aunque no escribo, y siento mucha nostalgia... ¿volverán algún día? ¿volveré yo de forma tan prolífica? quizá no... Un buen amigo, músico y escritor decía: "tengo una imagen que cuidar en el blog y a veces escribo aunque no sea lo que siento" y yo... no sé... no escribo sin sentir, algo, lo que sea, personal o de alguien más, pero que me produce esa necesidad de sacarlo, de llevarlo ante ustedes, pero creo que debo reconocer que soy más prolífica en medio del dolor, de la nostalgia, de la tristeza, anhelo insatisfecho o enojo... y ahora, hay tanta luz en mi vida que cuando pienso en escribir me miro desde los ojos de mi otra yo y me digo, bahhh!!!  eso sería ridículo!, 
Soy un juez muy rudo conmigo misma, quizá me pasa como cuando dejé de pintar... creía que nada de lo que hacía era tan bueno o tan exacto a lo que mi mente quería mostrar...
Me estará pasando igual?
No sé....

jueves, marzo 31, 2016

Candil de la calle...

En México existen los "dichos", que sería el equivalente a los Proverbios chinos pero en cultura popular mexicana.
Uno de estos dichos es "candil de la calle oscuridad de tu casa", y un vivo ejemplo de eso lo viví hace unos dias.
Subi al metro en la Ciudad de México, y mi trayecto era de mas de 10 estaciones, unos 40 minutos aproximadamente. Una señora muy guapa, bien vestida y amable que ya venía sentada me dijo: Pregunta a la chica a tu lado con el niño si no quiere mi lugar, a lo que la chica dijo que no, porque bajaba ya.
Me dio un gusto enorme, como siempre que presencio la amabilidad humana tan escasa en estos tiempos.
Una estación después alguien me dio su lugar y pude ver frente a mi a un pequeño como de cinco o seis años, junto a la señora amable, que se venia durmiendo. 
Pobrecito es que por mas que trataba, no lograba tener los ojos abiertos, traia uniforme de deportes, imagino vendria cansado y además el calor era sofocante, cualquiera dormiria. 
Y ahi estaba yo pensando quien seria su mamá cuando la señora amable lo zarandea feo y le dice fuerte: "ya te adverti que si te quedas dormido me bajo sin ti". Y yo podia ver sucarita de preocupación y su imposibilidad de seguir despierto.
Yo me bajé y ellos siguieron su curso, quien sabe cuantas estaciones más.
Yo me pregunto, ¿no pudo recostarlo en su regazo y decirle, duermete tantito, yo te despierto al llegar?, ¡si por lo menos podria haber dormido 40 minutos!
¿Cómo pudo ser amable con alguien mas y no con su hijo?
Sé por experiencia que no es bueno juzgar lo que vemos en lo demás sobre el tema hijos, no conocemos los precedentes ni todo el contexto, pero... no soporto la incoherencia ni la falta de amabilidad con un niño.
Bitch!

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